lunes, 26 de abril de 2021

ALGUNOS MITOS Y LEYENDAS LLANERAS

LA SOYONA O LLORONA 

Cuenta la leyenda que una mujer muy hermosa dio a luz un bebé.

 Para ganarse el afecto y la confianza de la mujer, un pretendiente de la joven madre inventó una historia falsa sobre el supuesto amorío que mantenía su esposo con su propia suegra, lo que provocó un sentimiento de odio de la mujer hacia su madre.

 La hija, cegada por los celos y enfurecida, atacó a su madre y la asesinó con un puñal. Luego prendió fuego a la humilde casa de palma donde vivía.

La mujer huyó desesperada cuando la casa comenzó a arder, pero en ese instante recordó que dentro de la vivienda estaba su propio hijo.

Entonces intentó ingresar a la casa en llamas para rescatarlo, pero fue imposible. Y solo alcanzó a escuchar los gritos y el llanto desgarrado del niño mientras era consumido por las llamas. 

Esta tragedia sumió a la mujer en una pena tan grande que perdió la razón y de pronto desapareció en la extensa llanura.

Desde entonces aparece en los caminos para asustar a los hombres parranderos y mentirosos. Pero en otras ocasiones los seduce con su hermosura y encanto. 

Cuando comienza el romance y los hombres están a punto de besarla, entonces la mujer se transforma y sus dientes comienzan a crecer para devorarlos, tras lo cual huye del lugar emitiendo desgarradores gritos de dolor. Tomado de Lifeder

EL ROMPELLANOS 

Rompellanos era un antiguo guerrillero de los años 50 que estuvo combatiendo entre el  departamento de Arauca y el de Casanare.

Su verdadero nombre era Eduardo Fernández, pero se le conoció con el apodo de Rompellanos cuando se convirtió en un mito.

Era un hombre generoso con los pobres y robaba a los ricos hacendados del llano para ayudar a los humildes.

Luego de acogerse al decreto de amnistía del gobierno colombiano en el año 53, se fue a Arauca y estuvo bebiendo por tres días. 

Era el 22 de septiembre cuando lo vieron tomando acompañado de dos funcionarios del servicio secreto SIR (actual DAS). 

Esa noche el Rompellanos fue asesinado y su cadáver permaneció tendido bajo la lluvia hasta la mañana. Dicen que la intensa lluvia purificó su alma. 

Nadie reclamó su cadáver, por lo cual fue enterrado sin urna en el cementerio del pueblo. Años más tarde llegó una mujer que dijo ser su esposa e intentó llevarse el cuerpo, pero la gente del pueblo no lo permitió.

Desde su muerte se convirtió en benefactor de los pobres y necesitados, y en su memoria se canta la canción del cantautor Juan Farfán, que añora los tiempos pasados y aboga por el rescate de las costumbres y las virtudes del Rompellanos. Tomado de Lifeder

EL SILBÓN

La leyenda del silbón nace en suelos llaneros, específicamente en tierras de portuguesa; y recorre los estados Cojedes y Barinas, relata la historia de un espectro maldito condenado a vagar por la llanura cargando los huesos de su padre en un saco; se comenta que tiene un silbido que se asemeja a las notas musicales do, re, mi, fa, sol, la, si, en ese mismo orden, subiendo el tono hasta fa y luego bajando hasta la nota si. Se dice que cuando su silbido se escucha muy cerca no hay peligro, ya que el Silbón está lejos, pero si se escucha de lejos significa que está muy cerca. También se dice que escuchar su silbido es presagio de la propia muerte.

La leyenda del silbón tiene su origen en la historia de un joven, que al llegar a casa encontró a su padre golpeando y violando a su esposa, este al percatarse de la presencia del hijo le contesta que lo hizo porque se lo merecía, porque era una regalada. El joven ante esta situación entra en cólera y se desata una pelea en la que le da muerte a su padre, El abuelo quien se había percatado de la pelea se acerco al lugar y al ver aquella escena; Conmocionado, juró que castigaría al joven, quien siendo de su propia carne y sangre, se atrevió a dar muerte a quien le dio la vida.

Así, poco tiempo después se encargó de que el homicida fuese atado, dándole entonces una lluvia de latigazos. “Eso no se le hace a su padre… ¡Maldito eres pa´ toda la vida”, le dijo antes de frotarle ají en las heridas y echarle al perro Tureco para que lo persiguiera. Según la leyenda, el espíritu del perro le perseguirá hasta el fin de los tiempos

Otra versión se basa en el relato de un hijo que mató a su padre para comerle la asadura, luego de asesinarlo se las lleva a su madre para que las cocine, esta al ver que no se ablandaban sospecha del joven y le da el aviso al abuelo, el abuelo lo ata y le da latigazos y lo maldice, le frotan ají en las heridas y lo echaron de la casa soltando al perro tureco para que lo persiguiera.

Cuentan que, en ciertas noches, El Silbón puede aparecerse cerca de una casa, dejando en el suelo el saco y poniéndose a contar los huesos uno a uno. Si una o más personas lo escuchan, no pasará nada; si nadie lo escucha, al amanecer un miembro de la familia nunca despertará. Tomado de música llanera

JUAN MACHETE 

Juan Francisco Ortiz quiso ser el hombre más poderoso de la región, a pesar de ser ya bastante rico. 

Entonces hizo un pacto con el Diablo: a cambio de entregar a su mujer e hijos, pidió al Diablo más tierras, dinero y ganado. 

Juan cumplió al pie de la letra el ritual para lograr el objetivo. Debía tomar una gallina y un sapo, coserles los ojos y luego enterrarlos vivos invocando al Diablo, un Viernes Santo a la medianoche. 

El ambicioso hombre lo hizo. Luego de varios días comenzó a ver cómo su fortuna aumentaba. 

Una mañana se levantó muy temprano y observó un toro negro grande e imponente al cual no le prestó mayor atención. 

Mientras tanto, sus negocios siguieron prosperando y llegó a ser el hombre más rico de la región. 

Un día la buena fortuna comenzó a desaparecer, hasta que el hombre quedó al borde de la miseria. Arrepentido por el pacto diabólico que había hecho, enterró el dinero que le quedaba y desapareció en la selva.

Cuentan que a veces se ve a Juan Machete vomitando fuego y deambulando por el lugar en donde enterró el tesoro para impedir que lo desentierren. Tomado de Lifeder


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